El menos por el más.
El valor de las cosas, el cuánto, la totalidad de la deuda por existir... lo material que define que tenemos y a donde pertenecemos. La imposición a querer tener para tener más. Imposición, sí, adquirida voluntariamente más no tan conscientes de lo que implica el sistema al que entramos y del cual no saldremos. Somos un comentario configurado en dinero, posesiones, diferencias sociales, porque seamos honestos las diferencias sociales son en gran medida (no por completo) el resultado de quienes tienen mayor capital a quienes no y viceversa. Somos un lastre económico que valoriza nuestra existencia y la hace menos o más interesante, más "importante" y aumenta generación tras generación. El prejuico (sea cual sea el motivo de este) es un motor de increíble fuerza: divide, detiene, enajena... nos hace "encarar" con la predisposición absoluta una idea o situación sin comprender mayores razones o motivos más allá de los "evidentes"... y seguimos alimentando nuestra cultura hipotecada con el consumismo heredado y aceptado. Nuestra cultura de valor definido y dividido, sí así es y se comprende así por todo lo que implica y manifiesta, cuesta hacerla vivir, cuesta difundir, cuesta divulgar, cuesta decir que no cuesta.
Aproximarse al valor de lo humano es un acto de revolución emocional. Abandonar y posesionar de nuevo las prioridades del contenido en nuestras vidas, lo que valen, lo que cuestan... lo que daríamos o estaríamos dispuestos a dar por algo-alguien.
¿Palabras huecas?... hablemos de ellas.
¿Cuántas veces no escuchamos y decimos: daría todo lo que tengo por alguien o por determinada idea-convicción a defender.
Son palabras sin valor (o de mínimo valor) y ya le puse "precio"... ven? (inevitable no hacerlo, no lo negaré). Imaginemos que lo dimos todo ( intercambio material- de situación privilegiada- qué sé yo...) bueno, ahora ya con esa magnífica posesión en nuestras manos, en nuestra vida, por esa que dimos TODO, viene a suceder que no resulta ser lo que parecía.
Ahora pensaremos, en que ya no tenemos eso que dejamos y de tenerlo también completaría esta felicidad parcial... "bueno si tuviera lo que dí podría disfrutarlo MÁS, podría tener TODO y esto, vendría a ser lo perfecto" (puede ser la idea que crucé por la mente). Total, ya empezamos a sentir el arrepentimiento de "pagar" el menos por el más.
Somos irracionales que enseñamos la torpeza de querer tener más y más. Es la lección básica que dejamos en el mundo. Bolsillos rotos que todos los días queremos llenar... trabajo sin fin, trabajo sin propósito. Y cuando el propósito existe (dejar algo con esencia humana, nuestra esencia) la persona en cuestión se convierte en un "vagabundo" impertinente del sistema tradicional... es un ser de "inconveniente perspectiva" ante la vida capitalizada que sí "funciona" y hace trabajar al mundo de manera conveniente. Sí, conveniente para unos, no todos... en fin esa es otra idea.
Cuando una persona se atreve a enfrentar el valor establecido que se le ha dado a la vida, según su tiempo-época, país, cultura, entorno social... etcétera, tal vez reúne una extraordinaria variante en su apreciación sobre lo que NO se puede valorar materialmente hablando... una persona con el ingrediente secreto que corre por su alma... al menos yo lo veo así.
Un ser humano que no ha hipotecado sus ideas, sueños, vocación o existencia, sigue el impulso de SER sin pagar la cuota de lo cómodo que tiene la vida, con sus excelsos placeres y ambiguas promesas de poseer más de lo que realmente se necesita para vivir. Vive con las restricciones que lo hacen libre de pertenecer al mundo que quiere, en que construye con sus propias ideas. Ideas sin precio.
Lo sé, mi interpretación es de carácter utópico, subjetivo, poco realista... tantas palabras a enumerar, en fin.
Somos un colectivo, un individuo, somos universales y nos limitamos con las restricciones de otros... los otros tienen sus dilemas, pero en realidad son nuestros dilemas?... muchas veces no los son, solo los compramos a muy caro precio por cierto he de decir, ya con eso comprometemos todo lo ilimitado que podemos hacer y entonces perdemos el "ingrediente secreto" que seguramente teníamos y ni cuenta nos dimos... ahora hay algo cierto también... todo es cambiante, se pueden hacer transformaciones... pero igual hay que pagar el precio y saber que es por algo de VALOR diferente y de eminente necesidad para nuestra vida... una vida desprendida de ciertas equivocaciones que consideramos ciertas e importantes y al final créanme no lo son.
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