La Moda del Modo

La tendencia, la moda actual de creer que tenemos la obligación de compartir todo en las redes sociales convierten nuestra vida en una competencia de comentarios, fotos, vídeos y todo lo que resulte para estar en boca de nuestros "amigos" y agregados, cuando en realidad sólo estamos en una contienda personal de ser populares, no importa la edad, desde jóvenes hasta gente madura ha caído en este espectáculo (tal vez incluso yo ) el hecho es que es fácil alimentar esta no-necesaria-necesidad. 

Internet, las redes sociales, cualquier plataforma en la que podemos expresarnos es una herramienta más para la comunicación, son un medio, no una finalidad, no son el resultado, sino el generador de vínculos donde podemos desarrollar los temas e ideas que nos interesan, que nos mueven en un entorno social, cultural, político o humano.

Confundimos indiscriminadamente lo que interpretamos con lo que alguien quiere, intenta o tácitamente dice (escribe).  En verdad lo que hacemos, decimos, publicamos y con lo que nos sentimos identificados habla bastante de nuestra personalidad, intereses, incluso ideologías personales.

Entonces, si compartimos aspectos tan importantes de nuestra vida debemos tener presente que abrimos lo que somos al escrutinio público de nuestros contactos (amigos-casi amigos-no amigos y anexos). 

No está mal hacerlo, no es negativo ser abierto y compartir lo que somos, lo importante es no arrastrar nuestra personalidad en el proceso, no dejarnos transformar por toda la lluvia de información, de modas, tendencias, comentarios. 

Hay una línea muy delgada (a pesar de la muy usada frase) entre compartir y desvirtuar lo que hacemos público para agradar, simpatizar o vaya usted a saber lo que crucé por idea cuando se cae en la agotadora situación de comprometer lo que somos, por encajar en un mundo que debería servir para expresar y comunicar, para crear un debate de perspectivas diferentes y no una pasarela entre el ocaso de la superficialidad y el amenazante mundo de los que desean ser un icono propulsor en términos de la comunicación.