Noches Imaginarias
Imaginar un color, después una forma, dibujar con las manos al aire el esqueleto de un máquina devoradora de ideas... ahora usar, alimentar de sueños su motor.
Fascinarse y desbordarse con lo que vemos, envolvernos en el ambiente que surge, el proceso nos estrena a una nueva visión, quién sabe, tal vez un monstruo con dos cabezas reconstruido de los bagajes sueltos de nuestra infancia, o quizá un titan que nos cautiva con una segunda vida ahora mecanizada y robotizada, un bit gigante.
Unir en la noche ultramarina cualquier armonía con el silencio anestésico, de efectos que no durarán, se disiparan. El relativo esfuerzo de querer recordar el producto imaginario, no saber si fue un lugar, un país... una utopía.
Productos del lejano pensamiento, símbolos que surgen de un abismo, ahí donde se concilian libertades y derechos. Una transición de lo mental a lo material de lo material a lo mental. Abandonar los épicos enfrentamientos entre vivir y sobrevivir, esos inusuales duendes de la adaptabilidad que nos susurran al oído "recuerda la normalidad"... sí, todo empieza con un color, imaginar uno, uno nuevo, no usado, jamás visto.
Acumular truenos y tempestades, mantener la variada la forma. La multiculturalidad como impulso, imparable, inherente a todo prejuicio del mundo externo. Un submundo surrealista enamorado de sus seres, células felices y nocturnas. Aficiones olvidadas y recatadas. Bailar sin bailar, cantar sin cantar... no. No caer rendidos ni a príncipes ni a princesas, amar a ranas y sapos. Explotar lo incompatible hasta que sea pasado de moda, y el estilo diverso sea el núcleo de una nueva visión. No convertir comparando, no comparar para querer convertir.
Ser un mito, una leyenda escrita en un callejón sin luz, ahí es donde dejarte ver resulta el único escenario digno de visitar. Ser un dato inédito, una imagen después expuesta, un retrato que recoge todas las mezclas que has logrado ser... pero sigue avanzando.
Sí, noches imaginarias. Secuencias escapadas de la anti-rutina, de algún diminuto globo terráqueo que distrae a quien trabaja en su escritorio escuchando voces vibrantes en la radio... y es que está es una ultramarina noche.
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